Recién lo dijo un Director
Técnico en una entrevista en la cual le preguntaron sobre si se había pasado en
haberle dicho de cosas al árbitro antes de que este le expulsara. Me da pena
ver que en México se le da mayor importancia a la mentira y al chisme que a los
elementos que pudieran llevarnos a un debate importante. Acto seguido muchos
comunicadores se desgarraron las vestiduras y le han dicho de poco tolerante
para arriba.
El hombre dijo una gran verdad, a
los mexicanos nos encanta el chisme. Los medios lo saben, lo fomentan y lo
venden. Se pudo haber tomado como elementos del debate la puesta en práctica
del VAR en el futbol mexicano; pero los
medios decidieron que ponerle una felpa al entrenador que había osado cuestionarlos
era mejor. Así se perdió una gran oportunidad de ver otros puntos de vista.
El deporte y los temas del
corazón no son privativos ni tienen certificado de propiedad sobre estas
características. En la política nacional hacemos lo mismo. Recientemente, en
lugar de debatir con los legisladores en los medios la viabilidad de las
supuestas opciones ideológicas que tenemos los mexicanos al votar a nuestros
gobernantes, que tenemos elementos para ello, decidimos abaratar la crítica.
Cuestionamos la austeridad republicana, mística
que ha emprendido el partido electo como gobernante, no con seriedad
como la disparidad que se va a ahondar entre la gente que trabaja en el
gobierno y la de iniciativa privada. Preferimos el cuestionamiento pueril y
fácil de una boda en la que se sirvió langosta y amenizaron los “Ángeles
Azules”.
No defiendo al mesías, que como
tal no le falta defensa alguna y menos,
diría Joaquín Sabina, de un pendejo como yo. Si, al igual que el extranjero
citado con quien arranqué estos pensamientos creo que invertimos demasiado en
lo burdo y luego nos encabronamos cuando un güey que ni mexicano es, nos
encuera de una manera.
No ponemos el énfasis en la
desnudez de que somos objeto. Nos importa más, el que nos hayan pillado con los
calzones inapropiados.
El nuevo perfil del sector agropecuario.
Ya nos han adelantado que el
titular de la SAGARPA será el Dr. Víctor
Manuel Villalobos, antiguo servidor público de la Secretaría que luego pasó por
el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura IICA.
Los principales cambios
anunciados en la Secretaría son: La eliminación de delegaciones en los estados.
Bueno, ya sólo serán cinco en todo el país. La desconcentración de la SAGARPA
hacia Sonora y Jalisco, en esto han sido muy claros los anunciantes.
Pero el Ejecutivo Federal no es
sólo el poder que experimentará cambios en el sector: La Cámara de Senadores ya
anunció que de las comisiones que tenía para atender los asuntos del sector
sólo quedará la Comisión de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Rural,
al frente de la cual nombraron presidente al también líder nacional de la
Coordinadora Nacional Plan de Ayala José Narro Céspedes.
En tanto en la Cámara de
Diputados acaban de definir la creación de la Comisión de Desarrollo y Conservación
Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria, quedando al frente de la misma Eraclio
Rodríguez Gómez “Yako Rodríguez” líder del Barzón en Chihuahua.
Ustedes podrán decir cuál es el
cambio, si antes los que ocupaban estos puestos eran representantes de la CNC,
Antorcha Campesina… y no sé si darles la razón. Lo que veo, es que las
comisiones en el legislativo son las que definen el presupuesto y fijan los
criterios para la aplicación de los recursos financieros por el Ejecutivo. ¿Aquí
no hay conflicto de intereses?
Que me disculpen las
organizaciones de campesinos, todas, pero uno de los objetivos primordiales que
tienen es la de erradicar la pobreza en el campo mexicano y a la fecha no sé de
una sola persona que siendo de su gremio haya dejado la pobreza. Claro que
estoy hablando de los campesinos de pie, no de los dirigentes de las
organizaciones.
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