sábado, 6 de junio de 2015

Insurrección o fuga

Es increíble el país en el que vivimos. Es un país del cual estoy orgulloso de pertenecer y al mismo tiempo me da una pena ver como se desgarra por más de una de sus orillas.

Creo en una visión de país en el que la gente pueda vivir feliz, sin la preocupación de una madre que ve salir a su hijo a la escuela y no sabe si éste regresará a comer; sin la preocupación del padre que no sabe si este día será su último día de trabajo y si lo poco que consigue alcance para la comida de su familia.

Y es que no son muchas las condiciones que el hombre necesita satisfacer para permanecer en un lugar: sustento, techo, educación y seguridad. Todas estas variables han sido puestas en el comal de la incertidumbre en varias regiones del país por el Estado Mexicano. Si señor por el Estado Mexicano, que es el responsable de brindar estas y otras condiciones para todo aquel ciudadano que viva en los Estados Unidos Mexicanos.

Ya existen algunos indicios de que la fuga o migración, como quieran llamarle, ha empezado a presentarse en localidades donde el crimen organizado, la falta de condiciones para lograr el sustento y una vivienda se han presentado.

En el caso de la falta de sustento y vivienda la población lo ha resistido debido al apego a las tradiciones o a las raíces culturales. La familia se disgrega y algunos van en busca del sustento y la posibilidad de conseguir una casa para sus hijos.

No obstante ante la presencia del crimen organizado y la elevación de los niveles de inseguridad, los diferentes estratos sociales lo sufren de manera diferente; pero todos lo padecen. Aquellos que tienen recursos económicos se cuidan de mantener el patrimonio familiar alejado de los deseos de los delincuentes. Los de bajos recursos como no tienen más que su persona, procuran estar alejados de los delincuentes que los quieren poner a trabajar sólo por la comida.

Este alejamiento de pudientes y aquellos que solo se tienen a sí mismos, deriva en un éxodo hormiga y  silencioso que necesariamente desemboca en localidades fantasma. Basta darle un vistazo a localidades de Nuevo León, Tamaulipas, Guerrero, Jalisco y Guanajuato.

Por lo que toca al aspecto educación, entidades como Guerrero, Michoacán, Oaxaca y Chiapas presentan conflictos entre secciones sindicales y es claro que la CNTE, con los auspicios económicos del Gobierno Federal, lo que menos pretende como objetivo es la educación en esos Estados.

Si el Estado entonces, no es capaz de brindar las condiciones necesarias para que la sociedad se sienta segura en las necesidades primordiales de seguridad, sustento, vivienda y educación ¿qué es lo que la sociedad puede hacer para cambiar esta situación?

Si fuésemos una sociedad educada, con altos niveles de civismo, podría decir sin temor a equivocarme que la situación se buscaría cambiar en las urnas; desgraciadamente debemos reconocer que a aquella condición no respondemos como sociedad.

Los valores a que respondía la sociedad en generaciones anteriores han cambiado con el paso de los años y las adecuaciones que hemos realizado a los planes de estudio en la formación básica y media. Adiós quedaron el amor a la Patria y sus símbolos, el respeto a la soberanía nacional, el nacionalismo y el orgullo por ser mexicano.     

Sin estos valores que sustenten el arraigo y el respeto por las instituciones, a la sociedad le quedan dos caminos a tomar: insurrección o fuga.

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